Sobre mí
Uno de mis primeros recuerdos es mi afición por observar la naturaleza: los sujetos más diminutos de mi entorno. Podía pasar horas observando la frenética actividad de una hilera de hormigas o el vuelo enigmático de cualquier insecto. Mis abuelos tenían una huerta con enormes árboles, un ecosistema sorprendente y diferente cada día, mi primer observatorio. ¿Habéis visto alguna vez las semillas de zanahoria?
Estudié Historia del Arte porque la pintura y la expresión plástica me han acompañado siempre. Y sentía que necesitaba comprender el mundo desde la historia, la filosofía, las ideas estéticas, la iconografía… para dar más profundidad a mi obra. Me interesa tanto lo estético como lo simbólico y me encanta representar las relaciones de insectos, arañas y plantas como metáforas de los vínculos y relaciones humanas.
Para mí, fotografiar estos seres pequeños es una forma de estar en el mundo, dar importancia a quienes también la merecen y suelen pasar desapercibidos. Observar, encuadrar, meditar cada toma, esperar con absoluta concentración la luz que busco o encontrar la perspectiva más adecuada para el bichito en cuestión…
En mis fotografías destaco aquello que me conmueve, para emocionarte también a ti: la línea que dibuja un pétalo, una antena especialmente expresiva, la transparencia de una hoja a contraluz, la textura de un ala, el ojo que también me observa a mí o el alucinante diseño de una semilla. En la naturaleza todo es perfecto y lo más difícil es decidir qué dejo fuera.
Trabajo para ofrecerte un pedazo de naturaleza que acompañe tu día a día, un respiro de lo cotidiano. Porque, además de su belleza, observar estos pequeños mundos tiene una poderosa capacidad terapéutica. Cada imagen es una ventana para reconectar con aquello que nos hace sentir en casa, un recordatorio del maravilloso mundo natural al que pertenecemos. Y que lo sublime puede habitar en lo más sencillo.
Isabel Nieto-Márquez